domingo, 1 de marzo de 2020

¡Bienvenidos a Fablistanón, mi viaje iniciático al mundo de los blogs!

Hasta ahora he podido esquivar este momento seminal. Y no por que  carezca de atractivos; más bien se trata de una cuestión de principios.

Me niego a generar más desperdicio electrónico, si no puedo comprometerme a mimarlo y cuidarlo cual si fuera un retoño digital. 

Bastantes webs y blogs abandonados divagan ya por los universos virtuales, cual juguetes rotos, perdidos, olvidados... Esperando el acceso despistado de aquel visitante que pueda dispensarle unos míseros clics, unas migajas de atención, una reseña piadosa que insufle un hálito de esperanza a su realidad hibernada.

Cierto es que mis eclécticas obligaciones y aficiones me dejan muy poquito espacio para abrir nuevos horizontes, más no puedo dilatar por más tiempo esta ineludible cita. Mi particular Odisea requiere esta escala obligatoria, sin saber si Circe, Calypso o los lotófagos terminarán reteniéndome.


Doy por inagurado, pues, esta humilde página, con la esperanza de que mis contribuciones permitan que no caiga en el olvido; y que además del sentido académico, logre trasferir algunas partículas del polen de la inquietud y curiosidad a aquellas visitas que decidan libar en su néctar.


Solo quisiera recordar a cualquier eventual viajero, que mis inquietudes son variadas y poliédricas, y que considero que uno de los mayores placeres de esta vida reside en la comunicación con el prójimo. Y que no hay tema que no esté dispuesto a comentar, debatir, o compartir desde la curiosidad y el respeto. A ello os animo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario